Deja, por una vez en la historia, de buscar culpables

Desde la Red Humanista de Noticias de Salud REHUNO Salud ponemos en marcha un lugar de intercambio donde encontramos una nueva mirada sobre la vida cotidiana basada en una psicología experiencial y existencial (la Psicología del Nuevo Humanismo), y que da unas propuestas concretas de trabajo personal para llegar a un sentido pleno de nuestra existencia y a una vida libre de sufrimientos innecesarios. No es, por tanto, una psicología terapéutica ni que trate sobre ninguna patología, sino que va dirigida a cualquier persona que quiera comprenderse a sí misma y tener herramientas, si así lo desea, para iniciar un cambio positivo en su vida. El bienestar psicológico es sin duda una de las bases de la salud integral, por ello es un aspecto al que hay que atender. Te invitamos a poner en práctica estas propuestas y también a que te comuniques con nosotros y nos cuentes tu experiencia. ¡Escríbenos!

Por Jordi Jiménez

En ciertas culturas religiosas se suele pedir perdón a una entidad superior por haber hecho algo “mal”, con una doble intención: corregir ese error y hacerlo “bien” la próxima vez, y por otro lado, evitar el castigo. Desde luego que esta ubicación interna implica sentirse “culpable” por ese hecho. Así, los representantes de tales entidades en la tierra nos “exculpan” de nuestros errores o nos hacen pagar alguna pequeña penitencia como castigo menor, y listo. Ya podemos sentirnos aliviados y seguir adelante como si nada, tratando de “corregir” nuestra conducta.
Tal deseo de corrección por parte del culpable puede estar motivado por el temor a futuros castigos, porque hay que ser buenos, porque se desea dejar de sentirse culpable o por otras muchas causas.
En todo caso, como hemos dejado el asunto en manos de una entidad supraterrenal, aunque sea a través de sus representantes, no hemos podido aclarar bien cuál ha sido el origen del “error”, ni sus motivaciones, ni el contexto en el que se ha dado. No hemos podido comprender el asunto y, por tanto, no podremos modificar nuestra dirección fácilmente.

Así que, en estos casos, nos va a interesar observar los registros que se producen desde la culpa y sus registros opuestos, es decir, los que se experimentan con la comprensión.

El título del artículo hace referencia a una frase de Silo hecha pública en su “Misión del 80” que recorrió varios países y continentes. La frase completa fue:
“Deja, por primera vez en la historia, de buscar culpables. Tú y el otro son responsables de lo que una vez hicieron, pero nadie es culpable de lo que sucedió. Ojalá en ese juicio universal se pudiera declarar: no hay culpables… y se establezca como obligación para cada ser humano reconciliarse con su propio pasado.”

Destaca que, históricamente, el sentimiento de culpa ha avivado los ánimos de venganza y de castigo a otros, por un lado, y la propia humillación, cuando nos hemos sentido responsables de algún mal. En esa charla también se diferencia entre culpa y responsabilidad, con ánimo de castigo la primera, con comprensión de lo sucedido la segunda. Aboga por la reconciliación con uno mismo y con aquellos que nos han herido en nuestro pasado, reciente o lejano. Del tema de la reconciliación ya hemos hablado, así que nos remitimos a lo comentado.

Para pedir perdón es necesario humillarse porque uno se arrodilla, se coloca debajo o agacha la cabeza ante quien perdona. Uno se siente culpable e implora ese perdón para quedar exento del castigo, que en definitiva, es una forma de venganza. Quién perdona se coloca en una posición moral superior, está libre de culpa, ya que no ha cometido ningún “error”, o bien, representa a una entidad superior perfecta por definición.

Además de las connotaciones violentas de esta forma de encarar las cosas, perdemos así una gran oportunidad para nuestra evolución personal: comprender lo sucedido. La comprensión es fundamental para entrar en el paso superior de la reconciliación y eliminar los sentimientos de culpa. Cuando se comprende algo cabalmente, queda clara la parte en la que cada uno participó de la situación en la que se produjo el problema, porque ninguna situación es cosa solo de uno. La responsabilidad es eso: la proporción en la que cada uno está implicado en algo, sea pequeña o no tan pequeña.

Reconciliarse con uno mismo es ver y comprender que uno no fue el único responsable de lo ocurrido, ni tampoco la única víctima. Reconciliarse con los demás es ver y comprender que los otros tampoco fueron los únicos que participaron en lo ocurrido. En toda situación habrá varios elementos implicados que además estarán en relación dinámica entre sí, que estarán en proceso. Nunca habrá un solo elemento y menos aislado de otros.

Sin embargo, se entiende que para cualquier persona es más fácil culpar a otros, o culparse a sí misma, que ponerse a estudiar o a analizar una situación. Además, la inercia cultural e histórica pesa mucho. La culpa y el castigo son elementos muy arraigados en nuestro día a día. A pesar de estas dificultades, queremos dejar constancia de la importancia para la vida, y para el desarrollo de una conciencia limpia y despierta, que supone cambiar la dirección y el sentido de nuestros actos. Afrontar las situaciones sin culpa y sin culpabilizar, buscando la reconciliación con uno mismo y con otros, dejando atrás el castigo y avanzando hacia unas relaciones más humanas, es un cambio de dirección y sentido que hará de nuestra vida algo nuevo.

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