Principios para quien busca una vida coherente (3)

Terminamos con la serie de los Principios de la Acción Válida presentando los 4 últimos. Esperemos que este conjunto de 12 referencias os resulte de utilidad en vuestras búsquedas.

Por Jordi Jiménez

9. Cuando perjudicas a los demás quedas encadenado, pero si no perjudicas a otros, puedes hacer cuanto quieras con libertad (principio de libertad)

Este principio se explica bastante bien por sí solo. Como en otros casos, no se puede tener en cuenta de forma aislada, hay que observarlo dentro del conjunto de principios. Recordad que ya hemos hablado del tema “perseguir” Aquí el tema principal es el perjuicio que se pueda crear a otras personas y que tal perjuicio es el que hay que calibrar a la hora de actuar. Si nuestra acción no perjudica a nadie no hay razón para no poder actuar con total libertad.

A veces tenemos la sensación de que no podemos hacer según qué cosas debido a lo que otros “pensarán” de nosotros, o por la imagen que daremos socialmente, aunque sintamos que hacer eso sería coherente para nosotros. Este principio destaca que, en realidad, somos libres para actuar con coherencia al margen de opiniones ajenas si no perjudicamos a nadie con nuestra acción. Las miradas externas no deberían tener ningún valor ni ningún peso en nuestras decisiones, sólo aquello que registremos como unitivo. Además, os contaremos un secreto: la opinión de otra persona acerca de nuestro hacer tiene que ver en su totalidad con los contenidos de esa persona (sus valores, memorias, experiencias, biografía, etc.) y no tiene que ver casi nada con nosotros. Así que, da igual lo que hagamos, cada uno lo verá con su propio filtro.

  1. Cuando tratas a los demás como quieres que te traten, te liberas (principio de solidaridad)

Este es el principio más importante de todos. Es la regla moral por excelencia, la Regla de Oro, y que ha sido descrita de varias maneras desde hace siglos. Por ejemplo: Rabino Hillel: “Lo que no quieras para ti no lo hagas a tu prójimo”. Platón: “Que me sea dado hacer a los otros lo que yo quisiera que me hicieran a mí”. Confucio: “No hagas a otro lo que no te gustaría que te hicieran”. Máxima jainista: “El hombre debe esforzarse por tratar a todas las criaturas como a él le gustaría que le tratasen”. En el cristianismo: “Todas las cosas que quisierais que los hombres hicieran con vosotros, así también haced vosotros con ellos”. Entre los sikhs: “Trata a los demás como tú quisieras que te trataran”. Tener en cuenta este principio en la vida cotidiana nos coloca en una predisposición positiva hacia los demás, solidaria con otros y de apertura al mundo, superando así el encerramiento y la falta de comunicación.

  1. No importa en qué bando te hayas puesto los acontecimientos; lo que importa es que comprendas que tú no has elegido ningún bando (principio de negación de los opuestos)

Este es un principio importante a la hora de hacer retroceder el fanatismo y las posiciones maximalistas en cualquier tema. Todos tenemos nuestro punto de vista y nuestra opinión acerca de multitud de temas, pero sabemos que muchas otras personas tienen puntos de vista y opiniones distintas, y algunas totalmente opuestos a los nuestros. Se van formando así distintos “bandos”, por llamarlos de alguna manera, donde se juntan todos aquellos que piensan de formas parecidas. Aquí se trata de que comprendamos que nuestros puntos de vista sobre las cosas son el resultado de factores totalmente ajenos a nosotros y a nuestras elecciones. Factores culturales, epocales, familiares, referidos al lugar donde nacimos, etc., son elementos que no elegimos, que nos vienen dados cuando nacemos, y que son determinantes a la hora de formarnos nuestras opiniones sobre las cosas y, por tanto, el “bando” (o el grupo) con el que nos sentimos identificados. Por eso, lo importante es comprender esto, que nuestros puntos de vista no son elegidos, sino que han venido dados por los acontecimientos de cada uno. Tal comprensión en uno y en otros contribuye a la libertad de pensamiento y al mismo tiempo al respeto por la posición de otras personas, aunque tal posición no coincida con la nuestra. Y esta actitud contribuye notablemente a la construcción de una vida coherente.

  1. Los actos unitivos o contradictorios se acumulan en ti. Si repites tus actos de unidad interna, ya nada podrá detenerte (principio de acumulación de las acciones)

Como dijimos en un artículo anterior, todo lo que hacemos, pensamos y sentimos queda grabado en memoria, es decir, todo lo que hacemos se va «acumulando». Por tanto, la repetición de acciones coherentes va formando una tendencia hacia su repetición, condicionando así toda acción futura. Ocurre igual con las acciones contradictorias, de ahí la importancia de atender al registro de coherencia en nuestra vida cotidiana. Observar estos principios en su globalidad y tenerlos como referencia puede transformar nuestra forma de vida y hacer que crezca en nosotros la unidad y la felicidad.

REHUNO Salud

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